Los efectos del cambio climático sobre el ganado son en su mayoría indirectos, a través de la producción de su alimento (cereales, pastos y forrajes). Sin embargo, también existen impactos directos como la menor productividad asociada a unas temperaturas más altas durante el verano. Esta menor productividad puede venir derivada por un menor confort térmico de los animales (ITH, Índice de Temperatura-Humedad), por menores tasas de fertilidad, o por un aumento de las enfermedades transmitidas por vectores.
En relación al índice de temperatura-humedad de los animales (ITH), la producción de ganado se ve negativamente afectada por el calor. En los sistemas de producción intensiva, la sobrecarga térmica puede reducir la producción láctea y la tasa de crecimiento de los cerdos de engorde a temperaturas medias diarias del aire superiores a 18º C y 21º C respectivamente. Las altas temperaturas y la elevada humedad del aire durante la cría también aumentaron el riesgo de mortalidad del ganado en un 60% en Italia.
El cambio climático también puede afectar negativamente a la producción de leche en Europa meridional debido a la sobrecarga térmica sufrida por las vacas lecheras (IPCC, 2014). De hecho, se estima que hasta un 10% de la variabilidad en la producción de leche es consecuencia de factores climáticos tales como la temperatura.
La disminución de la producción de leche en situaciones de estrés por calor se debe a que el consumo de alimento disminuye, mientras que las necesidades de energía del animal aumentan. Además, el estrés por calor reduce la concentración de proteína y grasa de la leche, inhibe la conducta de rumia y causa inmunodepresión, aumentando por tanto la incidencia de algunas enfermedades. Finalmente, el estrés por calor reduce drásticamente los índices reproductivos, ya que al disminuir la síntesis y liberación de las hormonas LH y GnRH, inhibe la ovulación y la expresión de la conducta de esto.
En relación al aumento de enfermedades, en Europa el cambio climático se traducirá en desplazamientos significativos de los rangos de distribución estacional de las enfermedades transmitidas por vectores. Por ejemplo, el clima puede afectar a las enfermedades transmitidas acortando los ciclos vitales de los vectores y los periodos de incubación de los patógenos, lo que conducirá a un potencial aumento de las poblaciones de vectores y a un mayor riesgo de transmisión. A más largo plazo, los cambios estacionales podrían afectar tanto a los vectores como a los huéspedes, así como a los comportamientos y las pautas humanas de uso de la tierra, con lo que influirá más en la distribución geográfica, la actividad estacional y la prevalencia general de las enfermedades transmitidas por vectores en Europa (EEA, 2012).
Poniendo el foco ahora en los impactos indirectos, los sistemas de producción de ganado están muy expuestos a los impactos del cambio climático en los planos local (pastos silvestres y domésticos) y mundial (importación de piensos concentrados), debido a su dependencia del rendimiento y calidad de cultivos y pastos. Esto significa que una producción menor o deficiente de pastos, forraje y grano, comprometerá la actividad ganadera por sí mismo.
Fuente: Informe de Referencia AgriAdapt y FAWEC
https://agriadapt.eu/wp-content/uploads/2017/04/Informe-de-referencia-Meridional-FINAL_V2.pdf