El uso de la cubierta vegetal en los cultivos permanentes se ha demostrado como una herramienta imprescindible en la lucha contra la erosión del suelo, que también beneficia a los árboles y al propio cultivo. Las cubiertas vegetales son claves para mantener la capacidad productiva de los suelos a largo plazo, debido no solo a la conservación del propio suelo, sino también en su capacidad para almacenar agua.
Una de las principales ventajas de mantener esta vegetación es que evitan las escorrentías, que favorecen la erosión del suelo y la desertificación. Otro gran beneficio es que las hierbas atraen pequeños animales que realizan un control natural de las plagas.
Además, la cubierta vegetal en cultivos leñosos tiene la capacidad de actuar como un sumidero natural de carbono, secuestrándolo del CO2 presente en la atmósfera que causa en gran parte del efecto invernadero y del calentamiento global.
Fuente: Olivocongreso.com y GO Leñosost