Los cultivos asociados se definen como el cultivo simultáneo de dos o más especies en la misma superficie durante un periodo significativo de su ciclo de crecimiento. Estos montajes multiespecíficos, y en particular, la mezcla de gramíneas y de leguminosas, son frecuentes en su estado natural y es los sistemas de pradería. Pero las asociaciones han desaparecido prácticamente de los agrosistemas cultivados europeos como consecuencia de la intensificación de la agricultura a lo largo de los últimos 50 años. El principio de las asociaciones cereal-leguminosa se fundamenta en la complementariedad entre las especies cultivadas para la utilización de los recursos disponibles (agua, luz, nutrientes) y en primer lugar el nitrógeno, puesto que las leguminosas son capaces de fijar el nitrógeno atmosférico. Así, las mezclas de especies aparecen como una solución agronómica interesante y en particular para la agricultura ecológica donde la disponibilidad de nitrógeno puede ser a veces limitante y los factores bióticos (enfermedades, plagas y adventicias), frecuentemente importantes, pudiendo ambos y conjuntamente causar pérdidas de rendimiento y afectar a las calidades tecnológicas de los productos.
Diversos estudios demuestran la ventaja agronómica de los cultivos asociados para el rendimiento. De hecho, dos herbáceas de asociación producen, de media, 30% más de grano que el cultivo separado en agricultura ecológica. Por otra parte, las asociaciones son particularmente ventajosas en situaciones donde el rendimiento de al menos uno de los cultivos puros es bajo, lo que confirma el interés de estos sistemas en condiciones agronómicas desfavorables o de escaso potencial.
Fuente: Research Gate y Fundación Global Nature