Con respecto a la erosión hídrica, la vegetación, los restos del cultivo y los rastrojos tienen un efecto significativo. En primer lugar, la interceptación de las precipitaciones puede casi duplicar la superficie total a mojar antes de que las gotas de lluvia empiecen a llegar a la superficie, mojen el suelo (provocando una alteración de los agregados) y se acumulen en la superficie (Torri y Poesen, 2014). En segundo lugar, la vegetación, los restos del cultivo o los rastrojos protegen el suelo del impacto de las gotas de lluvia y retrasan la formación de costra superficial; el primero reduce el desprendimiento de las gotas de lluvia y el segundo disminuye el volumen de la escorrentía. En tercer lugar, la vegetación aumenta la fricción con el agua de escorrentía, disminuyendo su velocidad y absorbiendo parte de la energía erosiva. Cuarto, tanto la vegetación en sí como, indirectamente, la materia orgánica del suelo producida por los residuos, contribuyen a la formación de agregados estables y, por lo tanto, aumentan la resistencia a la erosión y la infiltración del agua. En general, con el aumento de la densidad de la cobertura y a medida que pasamos de las tierras de cultivo a los pastizales y al bosque, esperamos un aumento de la resistencia del suelo a la erosión hídrica y una disminución de la escorrentía durante eventos de precipitación (Torri y Poesen, 2014).
En cuanto a la erosión eólica, un suelo más cubierto puede reducir drásticamente la erosión. En los campos de cultivo, tanto los cultivos como los residuos de los mismos pueden actuar para limitar la erosión. La relación entre la pérdida relativa de suelo y el porcentaje de cobertura es exponencial (Fryrear, 1985). La disminución de la pérdida relativa de suelo entre el 0 y el 40 % de cobertura es muy alta, con reducciones de la erosión eólica de entre el 80 y el 90 %. A niveles de cobertura muy bajos (<10 %) los residuos de cultivos en pie (rastrojo) son al menos seis veces más eficaces para reducir la erosión que los residuos segados y/o picados (paja); por lo tanto, la gestión de los residuos por parte de los agricultores es de gran importancia (Fryrear, 2012).
Fuente: FAO y Fundación Global Nature